Adoro que me des los buenos días con un beso en los labios, que tus ojos marrones me miren fijamente y me susurres al oído lo guapa que me he despertado. Adoro que pongas mi cuerpo sobre tu pecho y extiendas sobre mi tus enormes brazos. Adoro sentir el latido de tu corazón y tu lenta respiración y olvidarme de que en el mundo exterior el tiempo sigue pasando...
Cuando mis ojos no podían ver me has extendido tu mano, has sabido guiarme donde las sombras y los fantasmas no pudieran hacerme daño.
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